El sábado estuvimos de parrillada en a tomar por saco en un txoko en el monte por Zeberio, y lo pasamos muy bien. Celebrábamos el cumpleaños de Juanjo, al que le dimos una sorpresa, pues Txusi, su novia, le llevó con los ojos vendados hasta allí. El pobre hasta se mareaba, porque iba en el coche, con un montón de curvas y hasta llevaba las manos atadas como si llevase esposas. Ya decía: "Y si nos para la ertzaintza, qué vamos a deciiiiir?" Cuando llegó al txoko y le quitaron la venda, se quedó con una cara de alucinado, estaban parte de sus colegas allí esperándole para la comilona. Nosotros llegamos más tarde porque yo trabajaba y salía a las 15:15 (y llegamos allí super tardeeeee).
Los allí presentes:
Juanjo y Txusi
Alberto y Ricky
Mikel e Iñaki
Motxo e Iñigo
Y yo por supuesto, pero no tengo foto mía que vaya a juego, no me saqué ninguna para no romper el equilibrio zen...
Hicimos unas brasitas para cocinar costillita, chorizo, hamburguesas, morcillas, y también teníamos unas tortillas hechas por la amatxu de Txusi. Todo light, vaya. Y que no falten patatitas, maices, cacahuetes... y de beber, pues nada, muy sano: Coca cola, vino, cervezas... p'abernos matau!!
La traca final vino con la tarta, que la encargué yo con una foto de Juanjo de cuando estuvo en nuestra boda, un poquito "chispa"... al lío!!
Estaba muy rica, la típica tarta Sacher, con todo de chocolate, y con mermelada de frambuesa. Para variar, no me terminé mi ración. Es que no puedo con tanto dulceeeeee. No van a sacar nunca tartas de foie gras tapa negraaaaa??
En fin, que tuvimos una tarde maja, se estaba muy a gusto allí arriba, un poquito de frío al principio, pero con todas las calorías que nos metimos entre pecho y espalda, pues se pasó rápido. Al anochecer, Iñigo estuvo dando unos toques al balón, descubrimiento mundial donde los haya para él, pues estuvo cerca de media hora persiguiendo al balón cual Oliver o Benji, mientras Ricky y Mikel lo lanzaban de un lado a otro. Sólo le faltaba gritar: "¡estoy solooooo!". Aquí le podéis ver con la cara de satisfacción al coger el balón.
Volvimos ya sobre las 20:30, buena hora para regresar y darle de cenar al nene. Lo peor de la excursión, pues tener que lavar todas nuestras ropas, incluído el textil del la silleta del nene, porque olía a txamusquina que daba p'atras!!! Pero mereció la pena.
Y cómo no, la mejor foto del día, con mis dos amores:
Pero qué guapos, por favor!!!!!
Agures!!!
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